lunes, 26 de mayo de 2008

El árbol y el todo

Un paso tras otro camino a casa, las rodillas doloridas tras horas y horas de estar sentado frente a un ordenador, el pensamiento y el ojo puestos en la más antigua visión del universo, el cielo, desde el principio el ser lo a observado y generado las preguntas que hasta hoy no han sido resueltas. Y yo pregunto una y otra vez insistentemente lo mismo, como un mar se agolpan las palabras, voces y sonidos a mi mente. Desde niño el sueño recurrente, aguas que no es agua sobre un desierto absolutamente blanco y yo camino con una paz que me sobrecoge.

El frio de agosto entume mis huesos, mis pies y mi alma, pero a unos cien metros antes de llegar al hogar encuentro la clave. La conexión al universo, un árbol, fue un segundo, pero el viaje fue infinito, me vi inmerso en la inmensidad con mi ser despojado de todo vestigio humano, era uno solo con el todo, el dolor de la historia me provocaba, la emoción me transformaba y sentía que todo desde el principio pasaba por rededor mío. Fue una aventura que he sentido en otras ocasiones, pero esta fue la primera vez. La conexión vital.

Esto me ha llevado a deslizarme por otras latitudes de la comprensión de la naturaleza o de lo natural, la cual antes de esto no existia. De alguna manera creo haber aprendido a leer la naturaleza, que es el lenguaje del universo. No quiero presumir de nada, pero esta experiencia me abrió el camino a encontrar algo que desde niño intuía y que no sabia que era. La naturaleza y sobre todo los árboles conocen el camino y esta en nosotros descubrirlo y vivirlo.

Doy gracias al universo infinito e imperecedero por darme esta oportunidad de emocionarme con tanta fuerza que haya provocado esta explosión sublime, hasta el día de hoy recuerdo y la emoción humedece mis ojos.

domingo, 18 de mayo de 2008

El gran pez

La tierra como tal tiene una historia infinita y la ciencia a la luz de la razón ha determinado, a no ser que alguien plantee lo contrario, que la vida nace de un caldo (liquido) primigenio hace miles de millones de años. Sin embargo la discusión es tan amplia cómo diversa y a pesar de tener mi opinión también me asaltan las contradicciones, ahora mi madre me sorprende planteando que no cree en la evolución y que dios tuvo que haber intervenido, que el mono no pudo haber evolucionado hasta convertirse en el humano actual......Si bien compartimos en la intervención de dios, sí, yo creo en la evolución y que el mundo natural y el cosmos es dios en si mismo. Me gusta más ver el mundo con la lente budista en la que ciencia y espíritu se toman de la mano y caminan por el sendero de la sabiduría y la conciencia llenando la vida de esperanza y luz.

El bote grande, ese que nos lleva por el universo, el bote que conocemos y sólo conocemos por dentro, y fuera del bote ¿la nada?, no creo. Cómo un gran pez fuera de este bote es lo desconocido. Cuando la conciencia humana comprenda la inmensidad del mar en que navegamos y que ese bote lo lleva a un destino infinito un gran pez, como un guía con un camino trazado por el devenir para cerrar el ciclo del caldo primigenio en donde la vida y esperanza comenzaron.

El gran pez, una analogía que define el curso del principio y el fin, que en realidad no es lo uno ni lo otro, sino el ciclo infinito en si mismo, el ciclo de todo lo que creemos perecedero, pero no lo es, la finitud no es, el ciclo es infinito, va y viene sobre si para todas las existencias. No es raro ver en varias culturas sobre todo en las orientales el concepto de salir del ciclo o del circulo para poder no existir o existir en otro plano de conciencia. La cultura occidental tiene mucho camino que recorrer para comprender elementos básicos de su existencia que para otras culturas supuestamente "mas atrasadas" ya tienen resuelto. El desprenderse de lo material para navegar por el universo en una ola que lo lleva a planos superiores de conciencia es una ilusión pueril en nuestra cultura judía-cristiana. Pero radicalizar el pensamiento, fomentar y comunicar nuevas maneras de entender al ser y la relación con la naturaleza es clave, ya que es el momento propicio para hacerlo, las condiciones para ello están y el gran pez nos espera.