sábado, 22 de septiembre de 2007

El hilo infinito

En algún día de mayo de 1989 mientras el Tamarugo, pesquero de 120 toneladas, iniciaba su proceso de lance de redes al mar a las 2 de la madrugada, por un error humano del motorista al soltar el copo, Hernán mi padre, es empujado por las redes sobre la borda y posteriormente cae al mar. El universo que corrió por la mente de mi padre fue infinito, a las 2 de la mañana en pleno océano oscuro, es casi seguro que nadie puede ser encontrado, pero mi padre cuando era lanzado por la fuerza del golpe a ese abismo húmedo alcanzó a aferrarse al cable de gareta, el cable prodigioso que he llamado el hilo infinito.

El instante en el cual el ser golpea el mar y es succionado por este, producto de la ropa de agua y las botas, parecían una eternidad, aferrado al cable y esperando que sus compañeros de trabajo lo rastrearan y subieran a cubierta. Sin duda que dicha experiencia merece una reflexión un poco menos racional y que esté más orientada al campo de las emociones, del pasado y futuro.

El hilo infinito, el que te conecta con el pasado, tus ancestros, la tribu primigenia. Y también con el futuro, con tus hijos, tus nietos, con el devenir. Por eso frente a la posibilidad de perder la vida todo tu ser emprende un viaje que recorre tus vidas pasadas y futuras, que no son más que pedasos de la historia del ser, pero lo mágico de esta experiencia tiene que ver con el devenir, con lo que se supone que vendrá, con lo que tu aún no sabes, porque no ha sucedido.

La proyección de tu vida como conexión esencial genera una enmarañada red de existencias verticales y horizontales que en definitiva es la gran red del universo, esa que desconocemos, que no vemos, o que ignoramos, esa red que define que la unidad del ser es única e inequívoca.

Frente a esa red con infinitos puntos de conexión hay otras redes paralelas que nos conectan espacialmente con los demás seres vivos del reino animal. Esta sorprendente constelación de puntos de conexión me lleva a pensar que el ser en si mismo es el universo.

Esa noche mi padre vio el universo porque se reflejó en el espejo del océano, y constató que el universo era y es él. Así como todo ser que habitó, habita y habitará esta maltratada tierra.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Calamares por millares

A principios de los 60, Hernán tenia 22 años, el trabajaba en una chata, embarcación igual a un bote, pero con la proa y la popa cortada en forma recta, distinta, a como los botes tradicionales cortados en en ángulo de 45 grados o menos. El verano era época de calamar y en la caleta varias embarcaciones se preparaban por las tardes para salir de pesca, los toletes en su lugar los juegos de remos bien dispuestos, la puruña para achicar el agua también donde correspondía, y la red para los calamares que era una red pequeña de 3,5 x 7,0 metros de hilo o de nylon, esta malla era fina y a la vez se usaba como red sardinera.

Hernán, el Paipa y el Pirata parten a la 20:00 horas en la chata 210 de 6 metros de eslora rumbo al centro de la bahía, luego de horas de bogar se detienen cerca de uno de los muchos barcos mercantes que se encuentran a la gira esperando el espacio en el muelle de la Empresa PortuariaTalcahuano para cargar productos del agro como porotos, lentejas, garbanzos y harina entre otros, en esos años los productos forestales no existían o eran absolutamente menores. La paciencia era clave para poder conseguir el preciado producto, ocupando la buena luz de los barcos mercantes, horas de concentración y espera por fin daban fruto, los cardumenes de calamares se dejaban ver, en la inmensidad del mar y la semi-oscuridad ellos cambian de color, esto más la luz de los mercantes permiten que se puedan observar con claridad. La claridad para actuar con premura y certeza lanzando la red y rodeando el cardumen.

Fue una alegría profunda ver la red llena de calamares, ya eran las 03;45 horas de la mañana, eran tantos que con esfuerzo se pudo subir la red por la popa, los calamares se escurrían por las botas de agua cortas, calculaban como una tonelada y media, lo cual reportaría buenos dividendos. A las 4:30 ya estaban listos para enfilar rumbo al puerto en el cual empresas de enlatado esperaban ansiosos la llegada de los muchos botes y chatas cargados con calamares, para luego de un proceso industrial ponerlos en tarros y llevarlos a las más diversas mesas del mundo etiquetados cómo clamares en su tinta. Ellos, los de la chata 210, habían hecho la mejor pesca de la temporada de todo el litoral.

Hernán, mi padre, pudo obtener en esa noche de pesca 140 pesos de la época, de los cuales 70 entregó a mi abuela Raquel, y con el resto compró su primer terno, 6 camisas, 6 corbatas,
zapatos, calcetines y una cama nueva. Por lo visto era mucho dinero para una sola noche de trabajo y un joven soltero. En ese tiempo los frutos del mar eran entregados en la bahía por la infinitud de la naturaleza, lo cual es impensado en los tiempos de hoy con la contaminación que afecta las aguas de la bahía de Concepción.

martes, 14 de agosto de 2007

Golpe, historia de una locura.

Eran las siete de la tarde, el toque de queda ya había entrado en vigor hace una hora, en la mesa del comedor la cena estaba servida en ese frió septiembre del `73, en la cabecera de mesa mi padre, en el otro extremo mi madre, además de mi hermano Juan, mis primos Ismael, Maritza y por supuesto yo. Se vivían tiempos de tensión, los militares habían dado un golpe de estado derrocando al presidente elegido constitucionalmente dando origen a un régimen defacto que traería mucho dolor a un pueblo que por mucho tiempo abrigó esperanzas en un futuro mejor. Mi tío Eduardo quien también vivía en la casa se había ido al campo tratando de escapar de la locura ya que era militante de un partido de izquierda ademas de obrero de la construcción, muchos de ellos estaban siendo detenidos y llevados a la Isla Quiriquina o a dos cuadras de mi casa en el fuerte el Morro, algunos años mas tarde conocería esos bunker en lo alto del Morro, porque aún siendo niños nos dejaban jugar cerca de ellos.

A mis nueve años tengo absoluta conciencia de lo que sucedía y muy fresco el recuerdo de estos hechos que les relato.
En la radio se escuchaban bandos tras bandos que la junta militar lanzaba por red nacional que más parecían bulas papales del tiempo de la inquisición. Entre vecinos se denunciaban para los militares se los llevarán, existía una suerte de vendeta mafiosa, y nadie estaba libre de ser despojado y humillado en cualquier momento.

Terminada la cena se empiezan a escuchar disparos a lo lejos, pero a medida que pasa los minutos estos disparos se acercan y se van haciendo más cerrados. Mi casa estaba en la esquina de Manuel Rodríguez con Autopista, es la entrada a la caleta, y al frente de ella se encontraba la Pesquera Iquique. Al parecer la pesquera había sido tomada por los obreros y desde ahí se atrincheraron para resistir. Sentimos mucho movimiento afuera de la casa, apagamos las luces y mi padre nos ordeno que nos metiéramos en los dormitorios y nos quedaramos bajo las camas tapando nos las cabezas por temor a una bala perdida ya que era fácil que en una casa completamente de madera como era la nuestra esto sucediera. Teníamos la certeza que a unos pasos de nuestra casa pusieron un a metralla de tres patas, mi primo Ismael, cuatro años mayor que yo se escurrió al patio con el fin de ir al baño y pudo observar dicha metralla, no se como pudo hacer eso. Luego de largas horas y una vigilia que parecía un abismo pudimos remontar nuestra camas, pero con un temor feroz y un futuro incierto.

Una vez amanecido, en la mañana salimos fuera y encontramos cientos de casquetes de bala en la esquina exterior de nuestra casa. Había mucho movimiento de infantes de marina y carabineros en la pesquera. Venciendo el temor mi curiosidad pudo más, cruce la calle y fui a la entrada de la pesquera que junto a otros niños mirábamos hacia el interior para saber que sucedía, pensábamos que el ser niño nos daba un aura de protección, pero la barbarie y la locura siempre pueden más, mi curiosidad de niño fue premiada con un culatazo de un carabinero de Chile, que me tuvo cojeando por mucho tiempo y ya transcurridos muchos años en los inviernos fríos el dolor no sede.

Lo que no he podido es saber que pasó con esos obreros que se tomaron la fabrica para defender un gobierno elegido democráticamente, no se si fueron detenidos o murieron en la defensa o fueron fusilados. Si bien el gobierno de la Unidad Popular cometió muchos errores, siempre respetó la vida y la dignidad humana lo cual quienes le precedieron nunca lo hicieron.

Quizás esos obreros dejaron esposas e hijos, hoy es posible que existan nietos, la vida siempre se abre camino, la esperanza por una vida mejor hoy cobra más vigencia que nunca frente a sistemas de producción injustos, sin respeto por la dignidad humana y a la naturaleza.

Hoy la caleta ve lejanos esos momentos que también la tubieron dividida en bandos opuestos, pero lo que no podemos olvidar son a los cientos de seres humanos que perdieron la vida. Muchos dirán "otra vez el pasado", pero los pueblos que no reconocen su pasado por doloroso que así sea no pueden mirar con la frente en alto el futuro.

martes, 7 de agosto de 2007

Fiesta de San Pedro, patrono de los pescadores

Dos tarros, bajo mis pies para poder alcanzar la caña del barco pesquero, mi padre sujetandome para que no me cayera e indicándome como moverla y explicando para que servía cada uno de los instrumentos que contenía el panel superior del puente, la ecosonda y sonar, el radar y la lupa donde se introducía la cabeza para ver las marcas de luces en donde se reflejaba loscardumenes de peces. Corría el año 1969 en plena revolución de la flores y una resistencia absoluta a la guerra de Vietnam por una gran mayoría de ciudadanos del mundo, mientras que en nuestro país llegaba a su fin la revolución en libertad y comenzaba otro experimento llamado socialismo con empanadas y vino tinto que vino a dinamizar los movimientos sociales y provoco 1973 el golpe militar, por cierto esto merece un análisis más profundo pero no es esta la historia la cual estoy describiendo.

Navegando en altamar, niños, mujeres, ancianos, guguas, todos unidos en una fiesta en torno al patrono de los pescadores "San Pedro" que en el imaginario es el que los cuida de tormentas y les brinda abundancia de peces para llenar sus redes, cual "Neptuno" dios mitológico de las culturas delpeloponeso antiguo cuidando los 7 mares.

En esos años mi padre era tripulante del Springer un barco de 100 toneladas de la Compañía Alimar con asiento en la Bahía de San Vicente y este viaje a los cinco años hace que me enfrente al recuerdo con mucho respeto por las tradiciones de hombres duros que agachan la cabeza entregados y pidiendo al santo un porvenir máspromisorio.

Banderas de señales y guirnaldas engalanan los barcos, lanchas y botes, fiesta digna de vivirla para quien se preciara hijo de mar.
En la otra bahía en la caleta también se celebra la "Fiesta de San Pedro", incluso el santo es custodiado desde siempre en el lugar, hoy tiene un lugar especial de cara al mar empotrado en una vitrina.

domingo, 29 de julio de 2007

El Día de la Challa

Cada verano era esperado con ansiedad en la caleta el "Día de la Challa", tradición hoy perdida, incluso olvidada por muchos adultos que la vivieron. El "Día de la Challa" era una mezcla extraña de celebración religiosa y juego de niños. El 2 de febrero de cada año se celebra "La Fiesta de la Candelaria", fiesta de la purificación y que da testimonio de como el agua limpia al ser humano desde la perspectiva cristiana.

¿La Purificación?, es preciso entender este concepto y su relación con el agua a lo largo de la historia. En muchas culturas el agua tiene ese sentido, no sólo el agua limpia de los pecados en el bautismo cristiano, sino en las culturas ancestrales, en el neolítico se le asociaba propiedades curativas a las aguas de los manantiales. El ser nace y prospera antes de ver la luz dentro del vientre materno bañado en liquido amniótico que no es más que agua frente a lo simbólico, el río gangues en la india es sagrado y sus muertos son entregados y cremados en este, en la cultura mapuche el agua purificadora de la tierra prepara esta para una nueva etapa de cultivo y siembra, dentro de este contexto el cristianismo no hace más que hacer suyo ciertos ritos que están en la imaginario colectivo universal desde el principio de los tiempos.

Ahora que tiene que ver esto con niños en una caleta de pescadores hace más de 30, pues mucho, nos preparábamos y juntábamos agua en infinitos tarros y baldes. El rito consistía en seguirnos y lanzarnos agua, eso era el "Día de la Challa", el agua que se lanzaba al otro niño cumplía una función de limpieza purificadora, y esto visto como un juego no deja de sorprenderme frente al recuerdo. Sin duda que el arrancar, correr y esconderse de la lluvia de agua se transformaba en una fiesta difícil de olvidar cada verano, los grifos abiertos libremente, porque en ese tiempo el agua era de todos y no de una empresa privada, proveía de la materia prima para alegría de niños iluminado y agasajando los espíritus.

En el presente esto ya no existe, tengo entendido que en otras localidades de la región costa también se practicaban y también en el extremo norte del país pero con un significado distinto al que se le brindaba en el sur. Esta fiesta se ha perdido y aunque deslinda entre lo cristiano y lo pagano es parte de la cultura popular. Prácticas identitarias que tienen que ver con el profundo arraigo a la tierra y sus elementos no las podemos olvidar, hay que reencontrarse con ellas, es el camino y la esperanza para no ser avasallados por una cultura ajena sin solidaridad, paz y espíritu.

lunes, 23 de julio de 2007

Cómo Reyes en la playa

Primero de enero de 1971, una tía, hermana de mi padre, emprendía viaje con toda su familia a celebrar las fiesta del nuevo año, "al otro lado" cómo llamábamos los morrinos la playa de Roquant. Esta playa de arenas limpias y aguas transparentes tenia una particularidad exquisita, sus aguas bajas y abundancia de moluscos hacía que fuera visitada por miles de vecinos de Talcahuano.

En 1713 nace en la ciudad de Fronum, Francia, Dionisio Roquant, en 1754 parte a América a probar suerte, viaje el cual no alcanza a terminar, siendo atacado por piratas Ingleses y manteniéndolo preso por un tiempo en Irlanda, luego de liberado emprende viaje a América del Sur precisamente a Chile. Roquant llega en 1755 al puerto de Talcahuano ocupando inmediatamente el cargo de Cirujano Mayor del Ejercito, con el tiempo, Roquant, adquiere algunas tierras entre ellas la hacienda "Ventura" en las cercanías de Rere, y la Isla de los Reyes, hoy llamada Isla Roquant. Dionisio también ejerció el oficio de boticario, el cual le produjo muchos dividendos, muere en la ciudad de Concepción en 1804.

La Isla Roquant, también llamada Isla de los Reyes en rigor no es una isla, tiene conexión de tierra firme a su espalda con carriel norte y los humedales y marismas, es parte de la Bahia de Concepción que también aloja las ciudades de Penco, Tomé y por supuesto Talcahuano entre otras y además una isla real que es la Quiriquina. Esta playa se le denominó popularmente en el pasado la isla o playa de los "potos parados" producto que se veían a cientos de personas con sus cuerpos curvados introduciendo sus manos en el agua para extraer el preciado molusco llamado "taca".

Antes de cruzar el canal el morro desde la caleta para "el otro lado", se debía pagar una tarifa por el traslado de las personas en bote, era tanto el flujo de personas que había una fila de botes prestando el servicio. La otra opción para cruzar era por un puente frente a la población Gaete por la Avenida Colón, además existía una tercera vía, claro que era más lejana y arriesgada, cerca de la poblaciones Santa Clara y Luisa Echeverria en lo que antes era conocido como el matadero se veía un hilo de tierra y piedras que se introducía hacia el norte, esta opción jamas la usé ya que cómo no habitaba esos caminos no tenia sentido.

La tía invitó a Juan mi hermano, y a mi, luego de cruzar en bote hacia el otro lado, caminamos presurosamente para encontrar el mejor lugar de la playa ya que muy temprano comenzaban a llegar oleadas de gente venidas de muchas partes, llevábamos canastos con suculentos platos para almorzar y festejar el nuevo año. Luego de instalarnos, lo primero que hacíamos era meternos en el agua y en ella estar gran parte del día, (cómo niños de caleta era imprescindible saber nadar), caminamos cien o docientos metros hacia adentro hasta que el mar nos empezaba a llegar a los hombros y sólo ahí nos poníamos a nadar, eso si con mucha precaución. También nos dedicábamos a extraer cientos de tacas para una vez en la playa comerlas con algo de limón, incluso hacíamos competencia de quien sacaba más moluscos.

Sin duda que esos días son impensados en la playa del Roquant actual, fijo mi pensamiento fuertemente en esos días y me inunda un alegría profunda, pero también algo de tristeza. Hoy Talcahuano no tiene playas aptas para el baño, la contaminación de la bahía a hurtado este espacios a sus habitantes, es una pena que nuestros hijos y nosotros mismos no podamos disfrutar de la maravilla que la naturaleza nos brindo.

lunes, 16 de julio de 2007

La Cruz de Mayo

Con el inicio del mes del mar, también viene una fiesta llena de espíritu y religiosidad popular que sólo se desarrolla en algunas zonas del sur de chile, "La Cruz de Mayo". Esta fiesta tradiciónal a decir de los historiadores data del tiempo de la conquista de Chile, en la cual los misioneros por problemas de idioma con los pueblos originarios, usaron el simbolismo, la cruz era un fuerte signo para llegar a ellos "y cristianizarlos ", por ello generaron un ritual en torno a la veneración de la cruz. Con el tiempo se transformó en una tradición en algunas zonas de la región.

En la caleta por muchos años la Sra. Adela estuvo a cargo de la implementación y puesta en escena de "La Cruz de Mayo", ella ya no está, me imagino que habrá tenido su recompensa por tanta abnegación durante tantos años en alguna parte del universo que algunos llaman cielo. Recuerdo desde siempre a la señora Adela con esa cruz engalanada y un séquito de mortales seguidores en las noches frías de comienzos de mayo. Calle a calle, que no son muchas en la caleta, casa a casa, puerta a puerta y una espera ansiosa frente al cántico letanico y la imponente cruz con sus luces infinitas que parecen luciérnagas caídas del universo, y las flores maravilla y esplendor de la naturaleza cual enredaderas inundan la cruz adornándola y embelleciéndola. La cruz de frente en las puertas diciendo aquí esta el cristo y te viene a saludar, de cara al pueblo de dios, sin intermediarios, cristo está contigo junto al pueblo que sufre, pero esto es una fiesta y vamos a festejar en comunidad.

La letanía dice así:
“Aquí viene la cruz de mayo, visitando sus devotos, con un clavito de vela, con un clavito de voto. Si Ud. tiene no lo niegue le servirá de algún daño pasaron las tres marías por el camino sagrado”.
Si la casa o familia de daba algo se cantaba: “Que linda es su casita que el albañil se la hizo, por dentro tiene la gloria por fuera el paraíso”. ¡VIVA LA CRUZ DE MAYO, VIVA!.
Pero sino daba nada.....: “Esta es la casa de los tachos donde viven los borrachos. Esta es la casa de los pinos donde viven los mezquinos".
Existen otras versiones que con el tiempo ha derivado en un lenguaje que se aleja bastante del espírtu inicial.

Luego de juntar varios canastos con alimentos, la comunidad de la caleta y organizadores del evento concluían en casa de la señora Adela para "festejar la cruz" con una cena preparada con los mismo productos que se reunían, y una fiesta hasta el amanecer. No recuerdo haber visto alguna vez algún religioso, estos atisbos de religiosidad popular al parecer ya no eran ni son parte de la iglesia oficial ocupada en otros "menesteres más importantes".

martes, 10 de julio de 2007

El gran Teatro Colón

El teatro Colón al parecer nació entre los años 55 y 60, en la avenida Colón entre la calles Bilbao y Thomsom. Pero también existían otros teatros que popularmente eran llamados así, pero que al fin y al cabo no eran más que cines en donde se exibían películas norteamericanas de mucha bala (western) y otras muy populares como las del cine de oro mejicano, Jorge Negrete, Cantinflas, Libertad Lamarque entre otras, además de las famosas sinopsis que en ocasiones eran más esperadas que las mismas películas. Cuentan que como en esa época no había tv, el cine era algo así como las telenovelas, entregaban por capítulos seriales domingo a domingo. Los otros teatros eran "El Imperio" en la esquina de Bilbao con Colón, "El Esmeralda" en Bulnes entre Colón y Blanco, "El Real" en la plaza de Talcahuano, y el "Dante" también en el centro en una esquina de la plaza.

Un domingo cualquiera de esos soleados y primaverales de octubre, unas chauchas en los bolsillos de manera que alcanzara para la entrada y algunos caramelos, con mi hermano Juan y primo Ismael, eso si excelentemente vestidos a la usanza antigua como día de fiesta. Peinados por mi padre antes de irse al sindicato de tripulantes en donde se discutía acaloradamente, enfilábamos al teatro, al gran teatro Colón, el esperado domingo, fantasía de todo niño.

Con una entrada se podían ver tres películas, no como los de ahora que sólo ves una, en realidad era otro concepto de cine, te encontrabas con tus vecinos, se formaban grupos para ir a ver las películas más populares. Alfamosisimo cojo se le gritaba de todo cuando por algún motivo se detenía la exhibición. Las tallas a grito pelado, los pololos, el viejo, el niño, la gua-gua, en fin, todo un mundo popular difícil de ver y sentir en los acartonados cines de hoy.

Los días festivos, la caleta se despoblaba para caminar 3 o cuatro cuadras para llenar el cine, el viejo (mi padre) en su juventud llevó a mi madre al cine en dos ocasiones, una a principios de los 60 acompañado obviamente de mi abuela como se usaba antiguamente, y otra en unos par de años más cuando estaban a punto de emprender una vida juntos.

Hoy en día he ido muchas veces al cine, pero nada se compara a esos días del Cine Colón, con amigos, primos, hermano, comprando esos panes dechancho con ají en pasta, tardes completas viendo cómo la imagienería hace soñar en pistoleros buenos y malos, en tarzán por la selva destruyendo cazadores furtivos, o mafiosos de corbata soltando una ráfaga de metralla desde sus coches del año 30, esa magia sólo la puede dar el cine.

martes, 3 de julio de 2007

Caracoles de Mar

Cuando tenia 12 años, eso es a mediados de los 70 y en los primeros años de la dictadura militar, aún estaba en enseñanza básica en la histórica escuela 5 de arenal, también ejercía otras funciones anexas a las propias de un niño joven, pero por voluntad propia y sin ninguna presión de mis padres. Si la esquiva memoria no me falla recuerdo que en algunos periodos trabajaba de noche en una fábrica que se había asentado en la caleta. Mi labor consistía en sacar la carne del caracol una vez que salían de los hornos de vapor.

Este molusco llegaba en grandes cantidades a la caleta extraídos a lo largo de todo el litoral, esta fábrica los introducía a una maquinaria de los años 40 o 50 que producía el vapor a partir de leña que cosía los caracoles, estas eran dos o tres y más parecían un ferrocarril o un barco.

Noches que parecían un abismo desde que empezaban a salir las primeras hornadas de caracoles hasta que el amanecer llegaba con su luz llenando todos los espacios de la fábrica sombría. Hombres, mujeres y niños todos luchando contra el sueño tratando de llenar rápidamente los contenedores para pesarlos en el alba, horas eternas pasando lentamente kilo a kilo que era el concepto por el cual se intercambiaba el dinero.

Ya en el amanecer de vuelta al hogar sentía dolores de estomago propios de un niño no acostumbrado a trasnoches tan prolongados, pero el tiempo habitúa o acostumbra a un niño, mujer u hombre, el ser a pesar de lo duro que pueda transformarse una jornada, soporta estoicamente, la resilencia opera en toda su plenitud. Pero esto no justifica el uso de niños para producir más y pagar menos, ya en los inicios de un sistema económico aberrante se podía observar la explotación y bajos salarios lo que hasta hoy en nuestro país define sólo el mercado. El ser humano manejado, manipulado, humillado por el mercado. Un sistema sin espíritu.

martes, 26 de junio de 2007

Temporal de jibias

Es común que en puertos y caletas los temporales sean el azote de las comunidades de pescadores, destrozando botes, lanchas e instrumentos de trabajo, incluso llevándose la vida de pescadores, pero también ocurren sucesos de la naturaleza difícil de comprender. Es el caso que sucedió por allá en la caleta hace casi 60 años.

Fue un invierno duro, los puertos y caletas fueron cerrados por semanas, la lluvia no cesaba de caer día y noche, el viento silbaba angustiando a niños y mujeres, los botes y lanchas fueron varados para que no sufrieran daños, también se comentaba que de otras caletas varias lanchas no pudieron encontrar refugio antes que comenzara el peor desastre en décadas y estaban desaparecidas. Habitualmente el extravio de una embarcación en un temporal suele llevar consigo un lastre de llanto y amargura, porque no es sólo la embarcación que se pierde sino sus tripulaciones dejando familias completas en la más absoluta orfandad.

Así, este temporal trajo consigo a la playa un varamiento de especies, en este caso fueron jibias. Hernán, mi padre, cuenta que en la playa detrás del morro donde paga el viento norte con fuerza feroz yacían miles de miles de jibias, eran tantas que no se podían enumerar, el cuenta que era muy dificil caminar por la playa porque había más o menos medio metro de altura de jibias lanzadas por el mar.

Este fenómeno se suele repetir con frecuencias en las costas cuando son amenazadas por el invierno y sus tentáculos. Imagino que la fuerza de los vientos generan un vaivén de la olas que a la vez desencadena un gran flujo de mareas oceánicas que empujan las peces y otras especies a la costa, la fuerza de las olas no dejan ninguna escapatoria y son incontrarrestables, o el radar interno frente a un hecho natural hace que estos se extravíen y frente al descontrol tienden a copiar habitos perdidos en la memoria de los tiempos cuando las especies marinas salieron del mar para poblar la tierra.

martes, 19 de junio de 2007

El primer viaje

Desde el pueblo minero de Coronel al puerto de Talcahuano y la Caleta el Morro.
A principio de los 60 mi abuela Raquel, madre de mi padre, complicada con muchos hijos necesitaba alguien para que le ayudara en los que haceres del hogar, una amiga de la familia conocía a una niña que necesitaba trabajar y a la vez tenia la imperiosa necesidad de alejarse de su hogar en Coronel, por malos tratos brindados por sus padres y sus hermanos, ella era Rosa y enfilaba los 18 años. Cansada por la humillaciones de padres y hermanos alcohólicos decidió emigrar y probar suerte en la ciudad vecina de Talcahuano, Rosa era una niña simple, no era complicada, empeñosa y muy trabajadora, muchas veces sus hermanos viajaron a la zona para tratar de convencerla de que volviera a Coronel, pero Rosa se negaba porque a había llegado a un lugar donde encontró calidez, comprensión y amor.

El padre de Rosa era minero y algunos de sus hermanos también, hombres duros marcados por la veta negra y oscura de la mina, machistas dentro de los machistas, Rosa siendo inteligente y queriendo aspirar a más le fue negado el poder seguir desarrollando su ser. Me cuesta entender que hombres con una fuerte raigambre social y sindical, y con años de persecución política y sindical no hayan internalizado el concepto del respeto puertas adentro cuando luchaban por el respeto y un salario justo, puertas afuera. Me da la impresión que esto fue y aún es un problema generalizado de la sociedad chilena.

Mina y Mar generan una conexión mágica, las minas están situadas en las profundidades del golfo de Arauco, me imagino que los pescadores también transitan por el mismo sendero, pero en la superficie acuatica. Los roca negra y combustible fósil, arañada por hombres durante la oscuridad del día viene a contraponerse con las días claros y a veces tormentosos de hombres lanzando redes para atrapar los cardumenes de peces que serán convertidos en alimentos de mesas o en tarros conserveros viajantes a otros lugares del mundo. Hoy esa magia se entiende extraviada, no se encuentra, desapareció o tiende a desaparecer, la cultura de la pesquería de subsistencia es arrasada por la captura industrializada y sin piedad extermina las especies.

Hernán, uno de los hijos menores de Juan y Raquel, con el tiempo se enamoró de Rosa. En el año1964 se casaron, Hernán convirtió la pesca en su oficio, primero como artesanal y luego como industrial, al pasar de los años Hernán emigró hacia el norte, precisamente al puerto de Iquique, en busca del esquivo pez, porque en Talcahuano se había perdido, luego de unos años Hernán estaría de vuelta. Rosa quedó sola, con un hijo en el vientre, pero feliz con la nueva y experiencia y ya no como empleada doméstica (nana).

Rosa es mi madre y era yo quien estaba en ese vientre, mi vieja amada, que la vida a tratado con dureza, pero que con dignidad se ha levantado. Mujer aguerrida y luchadora de un amor inconmensurable que llena el espacio de sus hijos y nietos. En la tercera época de la vida vino a encontrar paz, espero que sea duradera.

viernes, 15 de junio de 2007

Carpintero de mar

Mi abuelo Juan, padre de mi padre, fue eléctrico en la Armada de Chile, pero su pasión en la caleta, era trabajar en carpintería de rivera, constructor de botes y yates, arte aprendido de artesanos doblando y moldeando la noble madera en donde la preparan para que sea una con el mar. Yo no conocí a mi abuelo el ya no estaba cuando yo nací, pero la historia oral de la familia se ha encargado de ponerme al día.

El abuelo Juan se vio involucrado en la revolución del 31, en donde la marinería se rebeló contra el gobierno de chile por mejores salarios. Sus piernas estaban llenas de agujeros de balas, el ejercito y la aviación leales al gobierno tomaron por asalto la base naval de Talcahuano, la marinería para no hacer daño a la población no repondió el fuego desde el mar. Prefirieron rendirse a dañar a la población civil.

Ese era mi abuelo hombre adusto y espigado, frente prominente, a la luz del paso del tiempo me imagino a mi abuelo cantando fados en algún bar del puerto, lo cual no me consta en absoluto, porque él era en realidad un hombre serio y exigente al decir de mi padre.

La imaginación puede más y yo veo a mi abuelo fabricando un bote a finales de los años 50, esta era una embarcación pequeña, nadie la había encargado, sino que era para uso de la familia, este fue el "mosquito" mi padre cuenta que fue el bote regalón de los hermanos. Se peleaban el uso de este para pasear por la costa de la isla de los reyes, maravilla natural en esos tiempos y aguas transparentes llenas de peces y moluscos.

miércoles, 13 de junio de 2007

La lancha del tío Waldo

La lancha del tío Waldo a los ojos de un niño como era yo en ese entonces, fue infinita, blanca y abismante, varada a un costado del canal el morro en los 70 se fue deteriorando de a poco, aún no tengo la claridad si el tío con los años la vendió, la desarmó o la restauró. Pero claridad sí tengo para recordar que nos arrancabamos con los primos días completos a jugar a los piratas, en el cual todos eramos capitanes y bucaneros con espadas de madera y ojos tapados.

Siempre asolando y haciéndonos de otros botes a modo de juego, pero el verde era intocable, en batallas interminables llegábamos a olvidar el horario del colegio. Más de una vez mi madre me brindó una reprimenda. En cambio mi padre en otros barcos que no eran de juguete luchando contra el mar embravecido buscando el pez para convertirlo en alimento, día tras día, noche tras noche alumbrado por cigarros eternos que iluminaban como luciérnagas las noches frías de alta mar.

El tío Waldo fue uno de los mejores capitanes por instinto
de esos tiempos, sin radares, sólo con la mirada y el olfato el sabía donde estaban los peces, se perdió en la bebida como muchos en caletas y puertos, un homenaje al amor que él le profesaba al mar yo le brindo. La lancha del tío era majestuosa no me extrañaría que con los años y el canal contaminado la lancha pereciera. Ahora quizás un fantasma de la lancha habita en el canal y por las noches navega en la bahía para en el amanecer recalar, quien sabe en Talcahuano cualquier cosa puede ocurrir.

martes, 12 de junio de 2007

El peso de la ola

A principio de los años 70 recuerdo un rumor de una supuesta salida de mar, lo que ahora se llama sunami, yo tenía alrededor de 5 años, muchos colchones, catres, mesas y ropa fueron siendo colgados en los cielos rasos al interior de las viviendas de la caleta el morro por temor a que el mar entrara intempestivamente y sin permiso a los hogares. Los adultos asustados mirando el mar constantemente, los niños jugando no entendiendo mucho, pero los rumores y las carreras también afectaban las vidas pequeñas.
Latente estaba la historia que nos mencionaba mi padre, que había vivido el terremoto del año 60 que no tubo compasión con Valdivia inundándolo y asolando Chillán, destruyendo casas y edificios.
Nuestra caleta también se vio afectada por dicho maremoto, el mar entró un kilómetro al interior, mi hoy viejo padre me contaba que mandaron a las mujeres y niños al cerro el morro y los hombres adultos se quedaron sujetando y amarrado las cosas para que el mar no se las llevara. No tengo claro si el mar se llevo casas completas con sus enseres, pero lo que si recuerdo, en voz de mi padre, es que el bote verde sobrevivió, porque en el posterior rumor de salida de mar aún estaba ahí.

Pero lo que sí fue un "gran rumor", es el que se desencadenó generando una maraña de acontecimientos casi salido de alguna novela del genero latino americano del realismo mágico, esto sucedió el 16 de enero de 2005, una psicosis colectiva nublo las mentes de los habitantes del gran concepción y produjo una estampida de vecinos hacia los lugares más altos de las ciudades.
A las 12:00 de la noche, mi vecina, una anciana viuda de alrededor 60 años que vive con sus tres hijos nos grita despavorida y congojada a través de la pandereta que viene un sunami y hay que correr.
Sin dudarlo un segundo, producto de acontecimientos recientes que habían sucedido en el sudeste asiático, desperté a mis hijos y a mi esposa, nos vestimos rápidamente cerramos la casa y nos fuimos con rumbo incierto, sin antes dejar de llamar por teléfono a mis padres que viven en la comuna vecina para advertirles lo que se venia, la sapiensa y tranquilidad de mi madre aún me asombra "no importa hijo nosotros nos quedaremos aquí en la casa".
Una vez cerrada la casa nos encontramos con un mar de gente caminado con bolsos y abrigados con frazadas en sus espaldas, autos llenos, camionetas cargadas, recuerdo claramente un adulto joven que venia en sentido contrario que vociferaba desesperado "quedan cinco minutos, quedan cinco minutos". Nuestros rostros enmudecieron frente a tan dura afirmación los que nos llevó a apurar el paso.
Luego de caminar unos 10 minutos llegamos donde los padres de Ana, mi señora, nos subimos a dos autos, para tratar de salir de la ciudad lo cual nunca logramos.
Este acontecimiento que es producto de un rumor y de situaciones extrañas que sucedieron aquel día me lleva a pensar que el ser al verse atrapado por emosiones feroces olvida la reflexión racional y mesurada. Y cuando se ve enfrentado a este tipo de hechos la locura se apodera del ser racional....

lunes, 11 de junio de 2007

En sus puestos listos ya!!

Sin duda que empezar este blog, que es más personal e intimo me ha costado un poco, pretendo disfrutar y luchar con mi pasado y sus fantasmas. Recordar las buenas cosas de esa caleta pesquera en donde nací, sumado a las infinitas sensaciones que provocaba un mar limpio que ya no existe. También quiero escribir de mi juventud, del presente y futuro. Espero que esto prospere y rescate las pequeñas historias que todos tenemos dentro y no nos atrevemos a contar.