martes, 26 de junio de 2007

Temporal de jibias

Es común que en puertos y caletas los temporales sean el azote de las comunidades de pescadores, destrozando botes, lanchas e instrumentos de trabajo, incluso llevándose la vida de pescadores, pero también ocurren sucesos de la naturaleza difícil de comprender. Es el caso que sucedió por allá en la caleta hace casi 60 años.

Fue un invierno duro, los puertos y caletas fueron cerrados por semanas, la lluvia no cesaba de caer día y noche, el viento silbaba angustiando a niños y mujeres, los botes y lanchas fueron varados para que no sufrieran daños, también se comentaba que de otras caletas varias lanchas no pudieron encontrar refugio antes que comenzara el peor desastre en décadas y estaban desaparecidas. Habitualmente el extravio de una embarcación en un temporal suele llevar consigo un lastre de llanto y amargura, porque no es sólo la embarcación que se pierde sino sus tripulaciones dejando familias completas en la más absoluta orfandad.

Así, este temporal trajo consigo a la playa un varamiento de especies, en este caso fueron jibias. Hernán, mi padre, cuenta que en la playa detrás del morro donde paga el viento norte con fuerza feroz yacían miles de miles de jibias, eran tantas que no se podían enumerar, el cuenta que era muy dificil caminar por la playa porque había más o menos medio metro de altura de jibias lanzadas por el mar.

Este fenómeno se suele repetir con frecuencias en las costas cuando son amenazadas por el invierno y sus tentáculos. Imagino que la fuerza de los vientos generan un vaivén de la olas que a la vez desencadena un gran flujo de mareas oceánicas que empujan las peces y otras especies a la costa, la fuerza de las olas no dejan ninguna escapatoria y son incontrarrestables, o el radar interno frente a un hecho natural hace que estos se extravíen y frente al descontrol tienden a copiar habitos perdidos en la memoria de los tiempos cuando las especies marinas salieron del mar para poblar la tierra.

1 comentario:

Coordinadora Talcahueño dijo...

....Por otra parte, en San Vicente se varaba la Merluza y, no por problemas ambientales, si no por que era temporada de desove, que lindo aquellos años, en donde la felicidad rondaba por las esquinas..
felicidades lindo blog
Eduardo Alarcon